Stalker 2: Heart of Chernobyl

Desde que descubrí la saga Stalker siendo más joven, siempre me atrapó su atmósfera única y la sensación de peligro constante. Al volver a jugar Heart of Chernobyl, pude reconectar con esos momentos de miedo y desorientación que sentí entonces, pero ahora con una perspectiva más adulta que me permite apreciar la tensión y el terror de cada situación. El juego logra que quieras seguir explorando pese al miedo, y eso ya es todo un logro del estudio GSC Game World, especialmente considerando que lo han desarrollado en medio de un conflicto bélico. Es cierto que tuvo retrasos y que el lanzamiento no salió completamente como probablemente esperaban, pero con las actualizaciones actuales se nota cómo el juego ha mejorado y cada vez es más disfrutable.

La ambientación postapocalíptica es impresionante. La Zona parece un organismo vivo, con anomalías extrañas, radiación que altera el terreno, ciclos de día y noche que cambian la percepción del entorno, y una sensación constante de peligro en cada esquina. Cada puerta, ventana o edificio puede esconder sorpresas desagradables, y eso mantiene un nivel de tensión que pocas veces se ve en otros juegos.

Análisis del videojuego Stalker 2 Heart Of Chernobyl
Captura de pantalla de Stalker 2: Heart of Chernobyl ©GSC Gameworld
Captura de pantalla de Stalker 2: Heart of Chernobyl ©GSC Gameworld

La supervivencia y la exploración son el corazón del juego: gestionar recursos, enfrentar combates tácticos, tomar decisiones y tratar de entender qué está pasando a tu alrededor son aspectos que me mantuvieron enganchado durante horas. Los personajes reflejan la parte más oscura de la sociedad que intenta sobrevivir, y las misiones, tanto principales como secundarias, ofrecen recompensas que valen la pena descubrir.

La duración del juego varía según cómo decidas jugarlo. Si te centras solo en la historia principal, puedes tardar entre 35 y 50 horas, pero si quieres explorar todo el mapa y completar cada misión secundaria, fácilmente puedes superar las 100 horas. La rejugabilidad también es notable gracias a las distintas decisiones que puedes tomar y los finales alternativos que puedes descubrir.

Al principio, el juego presentaba problemas técnicos, como caídas de rendimiento y algunos errores gráficos. No obstante, con las últimas actualizaciones, la experiencia es mucho más estable y fluida, aunque todavía hay pequeños fallos que no afectan de manera grave la jugabilidad. La inteligencia artificial ha mejorado respecto a entregas anteriores, aunque sigue teniendo momentos algo erráticos, y el sigilo a veces se siente poco realista, pero no lo suficiente para romper la inmersión general.

La crítica profesional ha sido mixta. Por un lado, destacan la atmósfera envolvente, la fidelidad al espíritu de la saga y la atención al detalle en la creación del mundo. Por otro, señalan que el juego necesitaba más tiempo para pulirse y que algunos aspectos técnicos podrían haberse trabajado mejor. Polygon, por ejemplo, mencionó que el juego «necesitaba más tiempo» para pulirse adecuadamente, mientras que The Guardian elogió la atmósfera y el contexto histórico, mostrando la capacidad del juego para sumergir al jugador en la Zona de Chernobyl de manera auténtica. La comunidad de jugadores coincide en gran medida con estas opiniones: en Reddit destacan la jugabilidad y la atmósfera, aunque reconocen que los problemas técnicos son un punto a mejorar, y en Steam las reseñas recientes reflejan tanto mejoras como fallos persistentes, con una valoración general muy positiva.

En resumen, Stalker: Heart of Chernobyl es una experiencia intensa que combina terror, supervivencia y exploración en un mundo postapocalíptico increíblemente detallado. A pesar de sus fallos técnicos, ofrece una jugabilidad desafiante y una atmósfera envolvente que captura tanto a jugadores veteranos de la saga como a quienes se acercan por primera vez. Si te gustan los juegos que te sumergen en un mundo lleno de secretos, tensión constante y decisiones con peso, este juego es una aventura que definitivamente merece la pena vivir.