Elden Ring
Cuando sales de la cueva en la que aparece tu personaje por primera vez, la sensación es abrumadora: frente a ti se despliega un mundo vasto, abierto, lleno de posibilidades y rincones por descubrir. Esa primera vista ya te deja claro que este no es un juego convencional; FromSoftware mantiene su sello característico de los juegos Souls, con un mundo oscuro y bello a la vez, en el que la creatividad del diseño se mezcla con un toque grotesco que da personalidad y carácter a cada entorno.
El primer enfrentamiento con un jefe te hace comprender de inmediato la dificultad que te acompañará a lo largo de toda la aventura. Cada combate requiere paciencia, práctica y aprendizaje; no basta con pulsar botones: es necesario observar patrones, calcular movimientos y aceptar que morir forma parte del proceso. Apenas hay indicaciones sobre hacia dónde ir, lo que convierte la exploración en un desafío y, al mismo tiempo, en un placer. Cada montaña, cada bosque, cada ruina oculta algo, y perderse por el mundo es una experiencia que mezcla maravilla, tensión y misterio.



La mecánica multijugador añade otra capa de intensidad: la posibilidad de que otros jugadores invadan tu mundo convierte cada encuentro en un riesgo calculado. La muerte no es solo una pérdida momentánea, sino que puede implicar la pérdida de recursos y progreso, lo que aumenta la adrenalina y la sensación de que cada decisión cuenta. Este sistema hace que la experiencia sea impredecible, manteniéndote siempre alerta, incluso en lo que podría parecer un paseo por el paisaje.
En cuanto a la duración de Elden Ring, el juego ofrece una amplitud de experiencia impresionante. Quien se enfoque solo en la historia principal puede invertir entre 50 y 70 horas, mientras que los más completistas pueden superar las 120 horas explorando secretos, enfrentándose a todos los jefes opcionales y descubriendo cada rincón del mundo. Esa libertad de elección y esa sensación de inmensidad son parte de lo que hace que Elden Ring sea una experiencia tan envolvente: no solo se trata de llegar al final, sino de disfrutar cada paso del camino, cada combate ganado, cada secreto descubierto y cada rincón oscuro que el mundo guarda.
En resumen, Elden Ring es un viaje exigente y fascinante. Es un juego que pone a prueba tu habilidad, tu paciencia y tu capacidad de exploración, al mismo tiempo que ofrece recompensas únicas por cada pequeño logro. La combinación de un mundo abierto lleno de secretos, un combate desafiante y un diseño creativo y atmosférico hacen que cada sesión de juego sea memorable y distinta a la anterior. Es un título que no se olvida fácilmente y que deja una marca en quienes se atreven a adentrarse en sus tierras.